Historia

Himmler, el nazi lugarteniente de Hitler que estuvo en Cataluña buscando el Santo Grial

El líder de la SS creyó que el cáliz de Cristo se encontraba en la Abadía de Montserrat, en Barcelona

Himmler visitó en 1940 la Abadía de Montserrat para llevarse el Santo Grial según el plan de recopilación de objetos mágicos impulsado por la Ahnenerbe, una entidad pseudocientífica integrada en las SS
Himmler visitó en 1940 la Abadía de Montserrat para llevarse el Santo Grial según el plan de recopilación de objetos mágicos impulsado por la Ahnenerbe, una entidad pseudocientífica integrada en las SSlarazon

Entre 1933 y 1945, los nazis gobernaron Alemania bajo el férreo liderazgo de Adolf Hitler, marcando una de las etapas más oscuras de la historia moderna. Este régimen no solo se definió por su brutalidad y sus crímenes de guerra, sino también por una fascinación casi obsesiva con el ocultismo, la mitología germánica y el esoterismo. Para Hitler y muchos de sus colaboradores más cercanos, estas creencias no eran simples distracciones; formaban parte de un esfuerzo deliberado por construir una narrativa mística que legitimara su ideología y fortaleciera la lealtad de sus seguidores.

Uno de los principales arquitectos de esta visión fue Heinrich Himmler, jefe de las temidas SS, quien veía en las leyendas y los mitos europeos una herramienta para dotar al Tercer Reich de un halo de poder sobrenatural. Himmler estaba convencido de que objetos como el Santo Grial, el cáliz que utilizó Cristo en la Última Cena antes de que lo crucificaran, podían no solo simbolizar la supremacía del pueblo germánico, sino también otorgar un poder real en la guerra. Su obsesión lo llevó a financiar expediciones de la Ahnenerbe, una organización pseudocientífica que buscaba reliquias y rastros arqueológicos que respaldaran las fantasías nazis.

Himmler en Montserrat

En octubre de 1940, durante un viaje a España que coincidió con la reunión entre Hitler y Franco en Hendaya, Himmler visitó Montserrat, el emblemático monasterio catalán situado en un macizo montañoso de aspecto casi mágico. La Ahnenerbe había interpretado que referencias en el himno del monasterio, el Virolai, aludían a una “fuente de vida” que podría ser el Santo Grial. Además, algunos textos de la época sugerían que Montserrat, y no Montsegur en los Pirineos franceses, era el verdadero lugar de descanso del mítico cáliz.

Acompañado por un séquito de oficiales nazis, llegó a la abadía interesándose por el paradero del Grial. Los monjes, desconcertados por la visita, aseguraron no tener conocimiento alguno sobre la existencia de la reliquia. El padre Andreu Ripoll, el único que hablaba alemán, intentó razonar con Himmler y explicarle que no había evidencias históricas que respaldaran sus teorías. Sin embargo, el líder nazi no quedó satisfecho y abandonó el lugar frustrado, sin haber encontrado lo que buscaba.

La visita de Himmler a Montserrat no fue un hecho aislado. En sus intentos por encontrar el Grial, los nazis financiaron investigaciones y exploraciones desde Islandia hasta los Pirineos. Antes de Himmler, Otto Rahn, un filólogo alemán fascinado por la mitología medieval, había rastreado la copa de Cristo en las montañas francesas. Rahn cayó en desgracia al descubrirse su ascendencia judía y su homosexualidad, pero sus teorías influenciaron profundamente a Himmler.

Este episodio, aunque pueda parecer anecdótico, revela hasta qué punto el régimen nazi intentó manipular la historia y los mitos para justificar su ideología y crear una narrativa de poder.