Centenario del artista
¿Dónde podemos ver la obra pública de Tàpies en Barcelona?
La capital catalana guarda algunas de las más atrevidas propuestas del creador
Hoy es el día. Hoy es el inicio de la conmemoración del centenario de Antoni Tàpies, un artista que marcó el arte catalán de la segunda mitad del siglo XX. A lo largo de este año diferentes actividades intentarán reivindicar el legado de un autor que ha dejado una honda huella, especialmente en Barcelona, la que fue ciudad en la que nació y murió. No solamente fue aquí donde creó la fundación que lleva su nombre sino que realizó algunas obras que hoy forman parte de la vida de la capital catalana. Iniciemos un paseo por la Barcelona de Antoni Tàpies.
Homenaje a Picasso. Situada en el paseo que lleva el nombre del pintor malagueño, junto a la Ciutadella, esta instalación ha sido objeto de las más diversas críticas. En 1981, con motivo del centenario del nacimiento de Pablo Picasso, el Ayuntamiento encargó a Tàpies la realización de una obra dedicada a un artista al que conoció y que tuvo una gran influencia en él. La propuesta era realmente atrevida y jugaba con el tiempo en el que el malagueño estuvo en Barcelona, como lo demuestra la inclusión en la instalación de un mueble modernista, junto con otros objetos, dentro de un vidrio de cuatro metros. Igualmente incorporó algunas frases del propio Picasso, como la que asegura “un cuadro no es para decorar un salón, sino que es una arma de ataque y de defensa contra el enemigo”. En 2006 fue restaurada.
Calcetín. Otro motivo de controversia fue la propuesta originalmente pensada para formar parte la llamada Sala Oval del Museu Nacional d'Art de Catalunya (Mnac). Eran los momentos previos a la fiebre olímpica y el patronato del museo pensó en Tàpies para que creara una gran estatua monumental. La propuesta presentada al centro era una pieza de 18 metros: un calcetín agujereado además de incorporar alambre torcido y vigas de hierro. El artista quería con esta pieza expresar su “voluntad entre franciscana y budista para valorar aquello pequeño”. La imagen de la maqueta generó todo tipo de comentarios y burlas. La presión política hizo que Tàpies se echara atrás. En 2010, el propio artista realizó una versión algo más reducida del proyecto, de 2,75 metros y actualmente puede verse en su propia fundación.
Sala de reflexión.Situada en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, en ella Antoni Tàpies quiso realizar una capilla laica para este encargo que recibió en 1993 a manos del rector Enric Argullol. Situado en la planta baja del edificio, esta capilla rectangular de diez metros de largo por cinco de ancho, y una altura de diez metros, es un pequeño museo en el que podemos ver el “Díptico de la campana” y la escultura “Serpiente y plato”. Tàpies aseguraba que con este trabajo su intención era “ante los excesos de agitación, de dispersión mental y de los innumerables cultos a “realidades falsas” a los que estamos sometidos en las sociedades actuales, me ha parecido muy oportuno contribuir a crear un espacio y unas imágenes que favorezcan el recogimiento, la concentración y, en definitiva, un mejor acercamiento a nuestra verdadera naturaleza”.
Nube y silla. La que fuera sede de la Editorial Montaner y Simón, en la calle Aragón de Barcelona, es en la actualidad la sede de la Fundació Antoni Tàpies. El edificio está coronado con una suerte de escultura metálica en la que el artista quiso representar a una silla, uno de los elementos más comunes en la producción del artista, sobresaliendo de una nube. De esta manera Tàpies quiso crear un diálogo entre el modernismo que personificaba el inmueble diseñado por Domènech i Montaner y su propio imaginario artístico.
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