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Novedad editorial

Cuando Brossa y Tàpies se escribían

Un libro recoge la correspondencia cruzada entre los dos artistas y miembros del grupo Dau al Set

El editor Joan Tarrida, la directora de la Fundació Tàpies Imma Prieto, el crítico y ensayista Manuel Guerrero y el presidente de la Fundació Joan Brossa Vicenç Altaió, en la presentación del libro EUROPAPRESS

El 13 de febrero de 2012, como homenaje a Antoni Tàpies tras su fallecimiento ocurrido una semana antes, este diario publicaba una página con algunas de las cartas que el artista envió a su amigo Joan Brossa. El autor de este reportaje pudo consultar las misivas que se guardaban en el archivo del poeta depositado en el centro documental del Museu d’Art Contemporani de Barcelona (Macba).

Han tenido que pasar doce años desde aquel reportaje para poder leer las cartas completas, contando también con las que Brossa escribió a Tàpies y que se guardan en el archivo del pintor.«Con un corazón de fuego», publicado simultáneamente en catalán y castellano por Galaxia Gutenberg bajo el cuidado de Manuel Guerrero y prólogo de Andrés Sánchez Robayna.

Las cartas y postales que integran el volumen abarcan un periodo temporal de 1950 a 1991, siendo especialmente significativas aquellas misivas que Tàpies envió desde París. A ello se le suma dentro de la obra la reivindicación de una figura fundamental y estímulo para estos creadores como fue el poeta y crítico brasileño João Cabral de Melo Neto.

«Estas cartas nos ofrecen una nueva imagen de Tàpies y Brossa porque están concentradas especialmente en los años 50, un periodo interesante después de la ruptura con el grupo Dau al Set, además de ser un momento muy importante para la trayectoria de los dos. De esta manera podemos ver de una manera más panorámica y ambiciosa lo que fue el camino de los dos. Porque este epistolario no trata solo de la amistad entre ambos sino del proceso de madurez como creadores de Brossa y Tàpies. En pocos años hicieron una evolución muy importante», explicó Guerrero en declaraciones a este diario.

El 15 de diciembre de 1950, Antoni Tàpies escribió a Joan Brossa para informarle de lo que estaba siendo para él su experiencia en París, a donde había llegado becado por el Instituto Francés: «No vull passar més dies sense escriure’t. No creguis que París, malgrat l’enlluernament que produeix els primers dies, és sufi cient per fer-me oblidar als amics com tu. Tot el contrari». Es en este momento cuando la ayuda de Cabral de Melo se hizo importante, como el mismo Tàpies, a la manera de un corresponsal en París, transmite a Brossa. «Ahir i avui hem tingut la gran alegria de poguer abraçar a n’en Cabral, que ha estat unes hores a París. Ha sigut una gran sort veure’l uns moments. M’ha donat una gran injecció de les seves, i sembla que gràcies a ell podrem relacionar amb persones interessants», añade el artista.

Gracias al epistolario podemos saber de los contactos que Tàpies hizo en suelo francés, de sus intentos por saber lo que se estaba haciendo allí desde un punto de vista creativo, además de poder conocer de primera mano a figuras como Pablo Picasso. Sobre este último, el pintor le comunicaría a Brossa que «en el Picasso vaig anar a veure’l aprofitant que va estar a París amb motiu d’un homenatge que li varem fer per haver guanyat el premi de la Pau. Mai hagués cregut que podria estar tot un dematí parlant amb el gran “maestro”. Ara ja puc morir tranquil!».

Guerrero cree que las misivas también nos ayudan a tener una visión diferente del Tàpies que hemos conocido en las inauguraciones y en sus muchas declaraciones públicas a lo largo de su extensísima carrera. «Estas cartas humanizan a Tàpies, pero también a Brossa. Encontramos a dos artistas vitales, en la treintena que no es que se coman el mundo en ese momento, pero comienzan a ser maduros», comentó.

Por su parte, el editor de Galaxia Gutenberg, Joan Tarrida, recuerda que estas cartas están redactadas «en un momento de aislamiento» que es el que vivía España bajo el yugo opresor del franquismo. La marcha a París era, según Tarrida, «como poder huir y vivir en una burbuja».

A falta de una biografía definitiva tanto de Tàpies como de Brossa, este volumen viene a aportar nueva luz sobre dos creadores excepcionales que, además, fueron amigos.