Visita imprescindible

La Amazonia plantea su futuro en una exposición en el CCCB

Una impresionante muestra recoge los retos de la riqueza natural de una región imprescindible

GRAFCAT373. BARCELONA (ESPAÑA), 12/11/2024.- Aspecto de una de las salas del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) donde los artistas amazónicos que participan en la exposición 'Amazonias. El futuro ancestral', claman por la defensa de esta vasta región habitada por más de 30 millones de personas, que alberga la mayor selva tropical del planeta y que sirve para entender la emergencia climática.EFE/ Quique García
Artistas amazónicos claman en una exposición en el CCCB por la defensa de la AmazoniaQuique GarcíaAgencia EFE

Vivimos tiempos de cambios importantes para un planeta que deberíamos cuidar más. Buena prueba de ello es la delicada situación que vive uno de los grandes pulmones del planeta como es la Amazonia, siempre objeto de disparatadas especulaciones. La mayor selva tropical de la Tierra nos interpela directamente en una fascinante exposición que puede verse hasta el 4 de mayo en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB).

«Amazonias. El futuro ancestral» es mucho más que una exposición sobre un espacio que atraviesa un total de nueve estados y siendo habitada por 30 millones de personas, de las que el 60 por ciento de ellas lo hacen en áreas urbanas. Es también el hogar de unos cuatrocientos pueblos indígenas que hablan más de trescientas lenguas distintas. Pero uno de los aspectos más importantes de la Amazonia es su papel para comprender el cambio climático que estamos padeciendo. Esta zona lo ejemplifica a la perfección como demuestra el hecho de regular el ciclo del agua y la temperatura de la Tierra, además de ser la reserva de una décima parte del carbono mundial. Sin embargo, el hombre ha pasado a ser su peor enemigo como lo demuestra la contaminación y la deforestación que está padeciendo, destruyendo un valiosísimo ecosistema al que se le suman otros daños muy importantes por culpa de incendios y sequías.

El CCCB se propone ahora despertar conciencias, explicarnos sobre la alarma que supone ayudar a una Amazonia que quiere que la respeten, que quiere seguir viviendo y respirando por y para nosotros.

La muestra es una experiencia para los sentidos y exige una gran implicación por parte del visitante. De esta manera, por ejemplo, podemos adentrarnos en una cabaña real, propia de la zona conocida como maluca y que ha sido construida expresamente para esta exposición con los mismos materiales con los que se vive en la Amazonia. No es la única obra que tenemos en el CCB porque también se han encargado expresamente piezas a destacados artistas y colectivos indígenas, como los murales pintados en Barcelona por el colectivo MAHKU, Rember Yahuarcani, Elías Mamallacta y Olinda Silvano y Cordelia Sánchez, las fotografías y los montajes audiovisuales de Andrés Cardona o la instalación artística de Santiago Yahuarcani y Nereyda López. Hablamos de usar los sentidos porque esta es una muestra que se puede oler porque los aromas de la Amazonia también forman parte de esta propuesta.

Por otro lado, el CCCB no olvida que de la región amazónica surgieron importantes innovaciones tecnológicas, como el inicio de la domesticación de plantas y la producción inicial e independiente de cerámica o la utilización de fértiles tierras negras para los cultivos. A principios del siglo XVI, cuando la llegada de los europeos, se calcula que la población indígena de la Gran Amazonía había alcanzado una cifra entre los ocho y los diez millones de personas.

La exposición nos ayuda a conocer la importancia científica de esta zona, como lo ejemplifica la recolección de la quina para usos farmacéuticos y alimenticios que se empezó a llevar a cabo en el siglo XIX, un proceso de extractivismo desde un punto de vista de ciencia y cultura de conocimientos médicos que sigue perdurando.

El tráfico de animales silvestres y pieles ha sido otra constante desde que los europeos pusieron sus pies en la Amazonía en el siglo XVI. En un primer momento, los colonizadores se limitaron a explotar la fauna local para poder obtener pieles y otros recursos naturales. Sin embargo, en los siglos XIX y XX, por culpa de la demanda de pieles exóticas en los mercados internacionales, se comenzó una caza indiscriminada de especies, algo que se ha ido extendiendo al mismo nivel que la deforestación y la minería que han intensificado el tráfico ilegal. La muestra nos recuerda que esta fauna se exporta a Estados Unidos, Europa y Asia.

Instituciones como el CCCB son un servicio público de primera necesidad. «Amazonias. El futuro ancestral» es la manifestación del papel que debe tener este centro, una herramienta utilísima para saber dónde estamos y qué debemos hacer.