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El impresionante pueblo que te traslada hasta una época medieval y a solo hora y media de Madrid

Sus calles empedradas, su típica arquitectura y los numerosos monumentos le convierten en el pueblo más bonito de España

Panorámica de la localidad segoviana de Maderuelo
Panorámica de la localidad segoviana de MaderueloDiputación SegoviaDiputación Segovia

Si uno quiere revivir la época medieval, tan fructífera para España, un impresionante pueblo, a una hora y media de Madrid, es el sitio ideal. Sus calles empedradas, la arquitectura de sus viviendas y palacios y los numerosos monumentos que acoge, le hacen a uno regresar al medievo español. Y es que la villa medieval se caracteriza por ser compacta, amurallada, y con una vivienda típica. La ciudad medieval aparece como lugar cerrado dentro del paisaje agrícola y forestal, sirviendo de fortaleza defensiva y refugio de los habitantes y campesinos del entorno, a la vez que constituye el mercado del área de influencia.

Estas ciudades se desarrollaron con la expansión agrícola iniciada en el siglo XII que generó prosperidad económica y favoreció los intercambios comerciales que se realizaban en núcleos urbanos ya existentes, aunque despoblados desde el fin del Imperio Romano. Estos intercambios también se llevaban a cabo en los castillos y en los monasterios del feudo, especialmente si estaban situados en alguna ruta comercial.

Las ciudades medievales estaban rodeadas de altas murallas para su protección y algunas contaban con una fortaleza construida dentro del recinto de la ciudad conocida como ciudadela. En sus puertas se cobraban los impuestos sobre las mercancías que entraban en la ciudad. Las puertas se cerraban por la noche pero por el día permanecían abiertas.

Los edificios más destacados eran la catedral, la casa consistorial, la universidad, la lonja, las Iglesias y conventos, las hospederías, los hospitales y los palacios de algunos nobles y burgueses. La ciudad se dividía en barrios, cada uno con su propia parroquia. Disponían de un gran espacio abierto, la plaza del mercado, donde los comerciantes y campesinos instalaban sus tenderetes y en el que tenían lugar los principales acontecimientos de la ciudad: las representaciones de los artistas, las celebraciones festivas y los ajusticiamientos, según señala Wikipedia.

Pues uno de los mejores ejemplos de este tipo de villas, que aún se mantienen en píe es el pueblo medieval más bonito de España, que se encuentra en la provincia de Segovia, y se llama Maderuelo. Está catalogada como Conjunto Histórico-Arstístico, y situada sobre una gran colina, rodeada por un espectacular embalse, que es el inicio de las Hoces del Río Riaza.

De Maderuelo se empieza a tener constancia en el siglo X al ser repoblada por el conde castellano Fernán González y posteriormente saqueada por ejércitos de Almanzor. Un siglo después, debido a su situación privilegiada se fortifica con un castillo y una muralla, convirtiéndose en cabeza de la Comunidad de Villa y Tierras de Maderuelo, con numerosas aldeas bajo su autoridad, y llegó a reunir una decena de parroquias.

Como villa de realengo, hasta el siglo XV Maderuelo será intercambiada por las dinastías reales. De doña Leonor de Navarra a don Juan de Aragón y de Sicilia, que nombra regidor a Don Diego de Sandoval. Al subir al trono navarro don Juan realiza el trueque de esta villa por la de Castrogeriz en 1430. Es así como Maderuelo pasa a manos de Don Álvaro de Luna, valido del rey Juan II de Castilla.

Más adelante, durante el Trienio liberal, por el Real Decreto del 27 de enero de 1822 se anexiona Maderuelo y otras poblaciones segovianas a la provincia de Burgos. Lo derogó Fernando VII un año más tarde. En el año 1951 se inauguró el embalse de Linares, en el río Riaza. Esto sumergió el pueblo de Linares del Arroyo, provocando el práctico despoblamiento de Maderuelo.

Esa condición de lugar casi despoblado indujo al naturalista Félix Rodriguez de la Fuente a promover el Refugio de Aves Rapaces de Las Hoces del Riaza, inaugurado en el año 1975.

En la actualidad cuenta con alrededor de 200 habitantes y el turismo y la agricultura son los principales sectores económicos.

Atractivos monumentales

La villa segoviana acoge iglesias románicas, edificaciones con simbología templaria o restos arquitectónicos de la época musulmana, lo que le hacen un lugar muy atractivo. Entre ellos destacan:

- Muralla: Conserva buena parte de los lienzos y el «Arco de la Villa». Tenía cuatro puertas y el castillo integrado en el extremo oriental. La estructura del caserío es irregular, con predominio de estrechas y alargadas manzanas adosadas a la muralla y su relleno parcelario con tamaños y formas diversas que parecen proceder de alteraciones sucesivas.

Se distinguen dos largos ejes longitudinales de perfil alabeado, que convergen en las puertas de los extremos del recinto y que se enlazan por múltiples callejones transversales abiertos a lo largo del tiempo. El conjunto, es un ejemplo representativo de burgo medieval defensivo.

- Arco de la Villa: Entrada emblemática que protege el acceso suroeste. Aún conserva los cerrojos, la poterna y unas gruesas puertas de madera acorazada, con adornos y policromía, blindaje del siglo XV. Hasta principios del siglo XX disponía de foso y puente.

Este conjunto defensivo se configura con una entrada abovedada cuya abertura intramuros es un alto arco de medio punto y la exterior un arco apuntado. Adosado al arco exterior hay otro de medio punto, más alto, con un gran hueco central o buhedera y realiza la función de matacán para proteger el acceso.

- Torreón del Castillo: Es uno de los últimos vestigios del castillo que protegía el acceso norte y fue habitado por los condes de San Esteban. Sufrió los despiadados efectos de numerosos rayos que han derribado parte de sus muros. Aún se aprecian la disposición cuadrada de este baluarte, en cuyo subsuelo existe un aljibe.

- Iglesia-Palacio de San Miguel: Conjunto formado por la antigua parroquia del siglo XII sin culto, y una vivienda adosada, hoy privada. Sus muros formaron parte del conjunto defensivo oeste y ha sufrido profundas remodelaciones. En el siglo XV se adosó una segunda nave rectangular, rematada con una pequeña espadaña.

El campanario-torreón de la primitiva ermita románica de ábside semicircular, se convirtió en vivienda. En su sobrio interior existen varios enterramientos enmarcados en arcos góticos, destacando la lápida de la familia Hermosa. Reconstruida en 1981 gracias a la labor conjunta del Ayuntamiento y la Junta de castilla y León, se ha convertido en un edificio de gran actividad social y cultural.

- Iglesia de Santa María del Castillo: Templo que destaca por su tamaño y por la diversidad de estilos que conserva, siendo el único templo segoviano con restos de estilo Califal. En sus muros se aprecian numerosas remodelaciones y materiales procedentes de las antiguas trece iglesias y conventos de la villa.

En el siglo XVIII se rehizo la alta espadaña que alberga cinco campanas, cuyo tañir se escucha a distancias increíbles. Sorprende la altura de la nave principal, rematada por un ábside semicircular y una elegante techumbre de madera, así como las cúpulas y ventanas mudéjares en ladrillo de la nave lateral.

- Ermita de la Veracruz: Nacida como parroquia quedó “reducida a mera ermita en la que se oficiaba misa todas las fiestas de la Cruz y de Apóstol” afirmaba Don Bartolomé de Alba en el siglo XVIII en una visita pastoral. Declarada Monumento Nacional en 1924, esta sencilla ermita templaria sorprendió al mundo por albergar uno de los mejores conjuntos de frescos románicos castellanos.

En 1950 la construcción del embalse dio lugar a su expropiación y obligó a trasladar los frescos al Museo del Prado, quedando unas débiles improntas en los muros, apreciadas como un tesoro por los vecinos. Es el templo más antiguo y parece estar reedificada sobre una ermita visigótica. La tradición habla de que tuvo una cofradía dedicada al enterramiento de los vecinos difuntos y a obras pías y que, según algunos, los templarios custodiaron aquí uno de los «Lignum Crucis» que llegaron a la peninsula.

- Ermita de Castroboda: Templo construido a finales del siglo XVIII que los vecinos levantaron con su esfuerzo para albergar a la patrona de Maderuelo. En su edificación se usaron los materiales de la ermita de San Roque, situada en el mismo lugar al lado del cementerio, quizá porque este santo es el protector contra la peste, siendo ahora la Virgen de Castroboda, la que vela por el eterno descanso de los hijos difuntos de la Villa. Interesante edificio construido en estilo neoclásico con interior barroco decorado con yeserías.

- Puente Viejo: Cuando las aguas descienden a principios de agosto, dejan ver esta obra de sólida sillería. Algunos expertos creen que no es románico si no romano. Sus cinco ojos semienterrados por el lodo del embalse y sus recios espolones demuestran la fuerza de las crecidas del Riaza. Este puente, por cuya travesía debían pagar pontazgo al Marqués de Villena, une el pueblo con su querida ermita de la Veracruz y las altas tierras del páramo.

- Puerta del Barrio y Casa-Torre del Hospital:Conjunto defensivo que protege el único acceso desde la muralla de la umbría, al que asciende el camino desde el valle del arroyo Moralejos. Es una entrada abovedada enmarcada entre dos sólidos arcos de medio punto, a los que se adosa una casa que fue un antiguo torreón. Posteriormente se utilizó como hospital o albergue de peregrinos y necesitados. Se denomina Puerta del Barrio por ubicarse próxima a la Judería o Barrio Judío. Este nombre podría deberse también a que da acceso al camino procedente del barrio donde se asentaba la parroquia de Santa Coloma, de posible origen mozárabe.

- Arcacel y Barbacana: Mirador espectacular que se extiende bajo el atrio porticado de la iglesia de Santa María. Aunque sirvió de osario de la parroquia hasta épocas recientes, es un misterio su función defensiva, sobre todo en la época de dominio musulmán.

- Plaza de San Miguel: Pequeña plaza triangular que sirve de bifurcación al entrar en Maderuelo. Una escalinata se abre en la plaza para subir al patio o atrio elevado de la ermita que da nombre a esta plaza. Los altos edificios que la circundan conservan la atmósfera medieval original destacando dos portadas románicas y una gótica.

Atractivos naturales

Maderuelo es el inicio del Parque Natural de las Hoces del Río Riaza, un auténtico paraíso de los aventureros, ya que se puede practicar piragüismo, windsurf, darse un paseo en barca, pescar o bañarse. También se pueden hacer excursiones a caballo, numerosas rutas de senderismo o bicicleta de montaña y observaciones ornitológicas:

- Ruta por las Hoces del Río Riaza: Las Hoces del Río Riaza, senda 4, es una ruta de 11,4 kilómetros con un desnivel de subida de sólo 275 metros y 387 de bajada; es un recorrido-travesía que se puede realizar en tres horas y media. Se puede realizar durante todo el año excepto el invierno. Desde el 1 de enero hasta el 31 de julio hay que solicitar permiso en la Casa del Parque.

- Ruta II por las Hoces del Río Riaza: Es una travesía de 12,72 kilómetros que se pueden recorrer en tres horas y media al ser un recorrido prácticamente llano, con un desnivel de subida de 120 metros y 221 de bajada. La ruta se puede hacer durante todo el año y hay que pedir permiso a la Casa del Parque de Montejo del 1 de enero al 31 de julio.

- Ruta por la Hoz de Valdevernés: Es una travesía de 15,88 kilómetros para recorrer en unas cuatro horas y media; el desnivel de subida es de 321 metros y el de bajada 150; aunque se puede hacer durante todo el año, se recomienda hacerlo en primavera y otoño.

Gastronomía

Para disfrutar de la visita a Maderuelo al máximo hay que degustar los manjares con los que cuenta este territorio. Uno de los platos estrella de la zona es el jugoso cordero lechal asado. Además, los quesos y el vino también son perfectos para disfrutar de una experiencia gastronómica plena, sin olvidarse de la morcilla y otros productos de la matanza.