Turismo
El último viaje del emperador Carlos I hasta su retiro en Yuste
Desde Cantabria hasta Cáceres, la ruta atraviesa 24 localidades por tierras castellano y leonesas
Un mes y tres días. Es lo que duró el viaje de Carlos I de España y V de Alemania por tierras castellano y leonesas en dirección al Monasterio de Yuste (Cáceres), donde discurrirían sus últimos días. El 26 de septiembre desembarcaba en Laredo (Cantabria) y doce días más tarde comenzaba su periplo en Castilla y León, entrando por el norte de Burgos un 8 de octubre, para concluir en el Barco de Ávila el 10 de noviembre. Una ruta que discurre por 24 localidades de la Comunidad, de alrededor de unos 180 kilómetros, y que ha propiciado también un buen número de recreaciones históricas que se realizan en distintos municipios allegados a su figura.
Pero vamos conociendo, paso a paso, esta ruta donde descubrir un patrimonio monumental sin parangón y una gastronomía para recuperar fuerzas. Nuestro periplo arranca en Agüera, un pequeño municipio burgalés, a las faldas de la Cordillera Cantábrica, donde el monarca llega un 8 de octubre de 1556. De allí se desplaza hasta Medina de Pomar, pueblo con sabor medieval, circundado por murallas y donde destaca el Alcázar de los Velasco. Localidad con varios conventos en su época, como el de Santa Clara, o el de San Francisco.
Seguimos por tierras burgalesas para adentrarnos por dos pequeños pueblos, El Almiñe y Pesas de Burgos, ambos con un rico conjunto monumental. Pero antes de llegar a Burgos, el emperador pasaría por Hontomín, donde pernoctaría y Villimar, aledaño a la capital.
En Burgos descansaría tres días y su visita ha quedado ilustrada en el arco de Santa María, donde está representada su figura, junto con otros personajes ilustres de esa época de antaño. Y la última parada en la provincia burgalesa se produce en Celada del Camino, durmiendo en un palacio donde años antes también lo había hecho su madre, Juana la Loca.
Nos adentramos ya por la provincia palentina. La primera parada en Palanzuela, lugar donde dormitó el monarca antes de emprender destino hasta Torquemada. En la primera de las localidades destaca la iglesia de San Juan Bautista, mientras que en la segunda nos abre las puertas el puente de los veinticinco ojos sobre el río Pisuerga. Una villa medieval que aún mantiene en pie las casas de Juana la Loca y José Zorrilla. Dos paradas más antes de llegar a tierras vallisoletanas, Venta de Baños, y Dueñas. Y a medio camino, el monasterio de la Trapa, lugar de peregrinación hoy en día para el descanso y para tomar un buen chocolate.
Nos adentramos en Valladolid, concretamente en Cabezón de Pisuerga, donde el 21 de octubre el emperador conoce a su nieto Carlos para posteriormente llegar hasta Valladolid, donde se queda un total de 13 días, quedándose en el Palacio Real. Sería difícil destacar una visita recomendada a la ciudad vallisoletana pero nos quedamos con el Museo Nacional de Escultura Policromada y al lado la fachada majestuosa de San Pablo.
El 4 de noviembre el monarca emprende de nuevo viaje, en dirección a Valdestillas, para después desplazarse hasta Medina del Campo, con su imponente castillo de La Mota. Allí se aloja en un palacio, conocido como la Casa Blanca.
Viajamos hasta Ávila, con la primera parada en Horcajo de las Torres, que ve llegar al séquito real el 6 de noviembre, después a Peñaranda de Bracamonte, ya en Salamanca. Recomendable aquí el monasterio de las Madres Carmelitas. Y el último punto Alaraz y en la casa parroquial de Gallegos de Solmirón pasa la noche del 9 de noviembre.
Ya en los últimos días, el emperador atraviesa el Barco de Ávila, nuevamente en la provincia abulense, siendo éste el último lugar castellano y leonés por el que deambula Carlos V. Muchas joyas monumentales, como los restos de su muralla, que aún hoy nos transportan al medievo.
El 10 de noviembre concluye esta peregrinación hacia su destino, el Monasterio de Yuste donde fallecería dos años más tarde, concretamente el 21 de septiembre de 1558.
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