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Naturaleza
Estos son los mejores rincones para encontrar las primeras setas
El otoño invita a salir al campo a buscar estos productos de la tierra, sobre todo boletus o níscalos, que son los más codiciados
El otoño recién comenzado es una de las épocas más esperadas por los chefs y los que se dedican a la gastronomía por la floración de setas y castañas, productos puramente otoñales que ofrecen, sobre todo los primeros, una gran variedad y, por lo tanto, enormes posibilidades en la cocina.
Recoger setas se ha convertido en los últimos años en una actividad turística y familiar, que ha experimentado un importante auge, por cuanto permite a los que se adentran en este mundo disfrutar de la naturaleza y al aire libre, además de hacer ejercicio. Y es que la micología, aunque no requiere de esta en forma físicamente, es una actividad en la que hay que madrugar y patear muchas horas el monte.
Por ello, resulta imprescindible y prácticamente “vital” dada la toxicidad de algunos ejemplares, saber reconocer las setas que estamos dispuestos a comer y, en caso de la mínima duda, desecharlas o preguntar su opinión a un experto. De hecho, estos recomiendan consumir setas al final de la temporada, ya que tras haber sufrido periodos de congelación y descongelación pueden resultar dañinas para el organismo.
Y es que el otoño invita a salir al campo a buscar setas y hongos, sobre todo boletus o níscalos, que son los productos de la tierra más codiciados y que en Castilla y León ya empiezan a asomar en algunos puntos de la Comunidad, gracias a las últimas lluvias caídas y el frío que ya se empieza a notar por la noche, lo que ha provocado una activación de la producción en algunas zonas de la Comunidad, donde ya están recogiendo algunas especies de manera puntual, sobre todo en la zona occidental de Castilla y León.
Es el caso de Burgos, Palencia y Soria, pero también en Segovia y en la Sierra de Guadarrama, donde ya se han podido recoger algunas especies tempranas como la amanita caesarea. el boletus aereus o boletus reticulatus y, en algunas zonas “privilegiadas”, boletus edulis y níscalo de vaguada.
En tierras segovianas, y más en concreto en los Montes de Valsaín -Matas y Pinar de Valsaín-, ya asoman algunos ejemplares de boletus edulis, setas de cardo y amanitas.
En León, puede recogerse la cucumela anaranjada resulta fácil de encontrar entre los meses de mayo y noviembre, bajo planifolios y coníferas. Tiene una calidad media en cuanto a sabor pero resulta en uno de los ejemplares de Amanita más sencillos de identificar. Y en la zona de La Maragatería, en pleno Camino de Santiago, es habitual ver ya a recolectores buscando el hongo blanco, el rojo, el níscalo o la capuchina.
En los bosques y jardines de Zamora pueden encontrase ya ejemplares de matacandil, una seta excelente y muy sencilla de identificar, que crece hasta finales de otoño y suele encontrarse en bosques y jardines.
Los aficionados ya se frotan las manos y, con cesta y navaja en mano, ya pueden campear por los numerosos parajes naturales a la búsqueda de los mejores ejemplares para disfrutarlos en la mesa.
El Valle del Alberche y Tierra de Pinares es una reserva micológica de gran interés, con varias rutas y zonas de recogida, como la de la Chorrera en San Juan de la Nava, donde abunda en el pinar el boletal Suillus luteus, o en la zona de El Barraco, en la que se puede encontrar fácilmente el faisán ( Leccinellum lepidum ) o el Boletus impolitus, de tonos mostaza. Y en la ruta de la Lobera de Navaluenga, plagada de robledales, el protagonista es la bella Megacollybia platyphylla, o Collibia de sombrero estriado.
En la Sierra de la demanda burgalesa pueden verse ya ejemplares de senderilla, el boletus edulis, la amanita cesárea, el pie azul, además del níscalo, el champiñón silvestre o la seta de cardo.
La salmantina Sierra de Francia cuenta con una diversidad sin igual repleta de abedules, coníferas, robledales, castaños y acebos además de un clima muy particular e ideal para las setas y los hongos. Como, por ejemplo, las boletus o la amanita caesarea.
Y en Soria, desde Covaleda, asentada al pie del Urbión, hasta las espectaculares sierras de Urbión y Cebollera y la ilustre Laguna Negra, en Vinuesa, un precioso pueblo medieval, en cuyos montes se hallan hasta 20 especies de hongos de gran valor gastronómico, entre ellos las codiciadas colmenillas.
En tierras palentinas, son también terreno micológico. Desde la Tierra de Campos, en Ampudia, junto a los márgenes del Arroyo El Salón y del Arroyo del Valle, aunque aquí habrá que esperar haber si llueve un poco más.
Economía y desarrollo
Salir al campo a recoger setas no es una actividad que se pueda desempeñar de cualquier manera, ya que requiere de un permiso especial puesto que se trata de una actividad regulada en la que hay un límite de recolección de kilos por persona y día para garantizar la sostenibilidad del recurso y el desarrollo de la economía del medio rural.
Y es que es que el sector de las setas y hongos silvestres, en un año bueno genera más de 65 millones de euros, según Micocyl, de los que el 20 por ciento serían rentas directas de los recolectores gracias a la compraventa de estos productos de la tierra.
Una cifra que, debido a la sequía de este año, a buen seguro que se verá mermadas
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