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Galicia
Bárbaro: «Montenegro» llega al CDN
Cuándo: desde hoy hasta el 19 de enero de 2014. De martes a sábados, 19:00 h. Domingos, 18:00 h. Dónde: Teatro Valle-Inclán. Madrid.. Cuánto: de 14,25 a 24 euros. Tel. 902 224 949.
Si Inglaterra tiene al Rey Lear, España tiene a Don Juan Manuel de Montenegro.
Si Inglaterra tiene al Rey Lear, España tiene a Don Juan Manuel de Montenegro. La comparación ya es vieja –me encantaría atribuírmela, pero no– y tan acertada como equivocada a la vez. Si el monarca de Shakespeare ve a sus hijas darle de lado en su caída en desgracia, al patriarca gallego que creó Ramón María del Valle-Inclán lo «devorará» su propia camada, un quinteto de hijos ingratos. Ahí acaban las similitudes entre ambos. Frente a la gran tragedia de poder que es «Rey Lear», en el caso de Valle-Inclán hablamos de un fresco social sobre el cambio de siglo –el final del XIX–, los estertores del poder feudal en una zona cerrada a la razón, una Galicia oscura y supersticiosa, y una poderosa creación textual, las «Comedias bárbaras», compuestas por tres partes, «Cara de Plata» (escrita en 1922), «Águila de blasón» (1907) y «Romance de lobos» (1908) –citadas en su orden narrativo, que no se corresponde con la fecha de su escritura–, una saga con la historia del terrateniente, un déspota pero con sentido del honor, de sus vástagos, que tienen todos sus defectos y ninguna de sus virtudes, y de sus sufridos vasallos.
Homenaje a Valle-Inclán
No es infrecuente ver alguna de las tres obras en los escenarios españoles. Más raro es verlas juntas. José Carlos Plaza abordó el tríptico en 1991; Bigas Lunas lo hizo en 2003, pero su propuesta no llegó a Madrid. Ernesto Caballero, director del Centro Dramático Nacional, se pone esta vez al frente de este «gran monumento dramatúrgico», como él mismo lo define, con un montaje que ha titulado «Montenegro». «Valle-Inclán tiene que formar parte de la programación regular del CDN, no puede ser de otra manera; junto con Lorca, son nuestros clásicos contemporáneos, todo el teatro reciente bebe de ambos», subraya Caballero. El estreno se convierte en un homenaje al gran literato gallego, pues levanta el telón en el teatro que lleva su nombre y, para la ocasión, un conocido retrato de Valle-Inclán prestado por la Fundación Zuloaga dará la bienvenida a los espectadores en el hall.
El director ha condensado las tres partes: imposible hacer que entrara todo; incluso cortando y seleccionando escenas, se va a tres horas de duración. «La línea de acción principal es la historia de Don Juan Manuel de Montenegro, su ascenso, su apogeo, su caída y su muerte... En la trilogía hay escenas brillantísimas que no inciden tanto en esta línea, y ha sido de las que he prescindido. Es un espectáculo de gan formato, y debe ser así: Valle-Inclán quiso hacer un gran fresco, un enorme mural con el que reflexionar sobre la idea de España, y lo hizo mezclando mitologías celtas y prehispánicas».
Su primer encuentro con el texto, recuerda el director, fue gracias a Ricardo Doménech. «Me descubrió a un Valle que es el que yo he querido transmitir, un Valle en el que, además de todo el elemento descriptivo, realista, incluso pintoresco, porque Valle es un autor crucial y bebe de muchas fuentes, pero hay una que simpre ha estado olvidada, y es la dimensión simbolista». Aquí, asegura Caballero, eso estará desde la puesta en escena, en la que la escenografía de José Luis Raymond nos lleva a una Galicia de piedra y arcos antiguos –«tiene algo de Tolkien, de ''El señor de los anillos'', reconoce con una sonrisa el director»– , subrayado por el vestuario de Rosa García Andújar y la música, de «sonoridad galaico-wagneriana», según explica el compositor, Javier Coble. Y explica el director: «Aunque hayamos prescindido de escenas, es una obra de gran formato en lo dramatúrgico. En lo escénico, los presupuestos han sido los que son propios de mi poética: el actor por delante de todo». La actualidad le da la razón: su elección del actor protagonista ha sido refrendada por el Premio Nacional de Teatro 2013 concedido, a dos días de la primera función, a Ramón Barea, su Don Juan Manuel de Montenegro. Desde su barba ya poblada, el actor, que ya dio vida hace algunos años a Max Estrella, reflexiona sobre su segundo gran personaje de Valle-Inclán: «Es una vuelta con un papel muy distinto, otro reto por las aristas que tiene un personaje que evoluciona a saltos, en situaciones límite que pueden ir de la placidez a la locura; como actor es un viaje apasionante». Y, generoso con sus compañeros de reparto, explica: «Tengo la sensación de que, a pesar de que Montenegro es el personaje destacado argumentalmente o la espoleta que dispara algunas situaciones, la obra es claramente un trabajo colectivo». Y bromea: «Me dicen: es una especie de Rey Lear de aldea... y yo que simplemente soy un actor, pienso: ''¡Me la van a dar pero bien!''». Con él estarán en escena Fran Antón (que da vida a Gonzalito), Ester Bellver (Pichona, entre otros personajes), David Boceta (Cara de Plata), Yolanda Ulloa (Doña María), Rebeca Matellán (Sabelita) y un largo reparto repleto de caras conocidas por los amantes del teatro: Bruno Ciordia, Paco Déniz, Iñaki Rikarte, Edu Soto, Fran Antón, Janfri Topera, Marta Gómez, Juan carlos Talavera... Así hasta una veintena de intérpretes, además de los dos músicos en directo, Kepa Osés y el propio Javier Coble.
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