Crisis socialista

La división del PSOE-A ya no se disimula

Susana Díaz recurre a las tertulias para mostrar su malestar por el ninguneo de Espadas y éste la regaña a través de los medios

De la guerra fría en el PSOE-A se ha pasado a una batalla pública en toda regla por el liderazgo
A la secretaria general del PSOE andaluz, Susana Díaz, le puede favorecer que sean tres en la carreraEp

Juan Espadas estaba hace una semana «encantado» de recibir a los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán en el 41 Congreso Federal de su partido, que se celebrará en Sevilla entre los días 29 de noviembre y 1 de diciembre. Y ayer, en cambio, afeaba públicamente a la también expresidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que hubiese avisado antes si «tanto interés» tenía en ser delegada en el mencionado congreso. No es difícil concluir que Moncloa quiere rehabilitar las figuras defenestradas por sentencias judiciales por casos de corrupción modificadas gracias a la intervención del Tribunal Constitucional y, en cambio, desea apartar la figura discordante con los postulados de Pedro Sánchez que representa Susana Díaz. Y es el secretario general de los andaluces quien de nuevo se presta a representar el papel ejecutor para defender un liderazgo que no tiene garantizado de cara a las elecciones de 2026.

«El PSOE tiene un problema en Andalucía», afirman las Bases Andaluzas Socialistas (BAS), una plataforma opositora de Juan Espadas que plantea un proyecto que sea capaz de poner al PSOE-A en la senda de las victorias electorales. Son los llamados «críticos», entre los que se encuentra Susana Díaz, que aprovecha su cada días más relevante condición de tertuliana televisiva para meter el dedo en el ojo de Juan Espadas. La división interna del partido ya no se disimula por ninguna de las facciones.

La senadora admitió en Espejo Público, de Antena 3, estar «dolida» por el ninguneo de Espadas. Su nombre no aparecía en la lista de 57 delegados de Sevilla para acudir al Congreso federal: «A mí ni me han preguntado». Díaz sigue siendo la «única presidenta» de la Junta y la única secretaria general del PSOE andaluz, que además «ganó las elecciones» en Sevilla, donde se celebrará el Congreso. Irónica, esbozó que quizá «no cabía» entre los elegidos o, quizá «no cumplía los requisitos».

La respuesta no se hizo esperar. También en público, con micros por delante, Espadas siguió ninguneándola con sus argumentos, más propios de enemigos acérrimos que de «camaradas». «Si tanto interés tenía», dijo con cierto desprecio, podría haberlo trasladado «con tiempo suficiente» a los «órganos de dirección» del partido, o haber planteado una «lista alternativa». A la lista le dio forma Javier Fernández, presidente de la Diputación, y él le dio luz verde. «Aquí lo que no hay son tratos ni privilegios a nadie», le respondió a Díaz. «Tenemos unos órganos y decidimos democráticamente conforme a nuestros Estatutos y reglamentos», concluyó.

Susana Díaz no encabezará otro proceso en Andalucía. Pero apoya a los críticos, aunque no explícitamente, de momento. «Percibo que la gente tiene ganas de volver a ganar unas elecciones, de volver al Gobierno en Andalucía», añadió. Luego, es «normal que haya alternativas», sobre todo cuando recalca las derrotas acumuladas, una tras otra, por Espadas: «La gente no se resigna a perder».

Un aliado bajo sospecha

La expresidenta desveló que Espadas contó con José Luis Ábalos de aliado para arrebatarle el sillón de mando del PSOE-A y unas maniobras de dudosa ética. El exministro, hoy expulsado del grupo parlamentario socialista en el Congreso y pendiente de una posible imputación en el conocido como «caso Koldo», abogaba por «regenerar» el partido en Andalucía. «Se pegó 15 días en un hotel para ganarme las primarias» de los socialistas andaluces que acabaron celebrándose en 2021 para elegir al cabeza de lista en los siguientes comicios autonómicos, un proceso interno en el que venció Juan Espadas. «Lo sabe todo el mundo, que llamaban allí a la gente para cambiarle el voto», dijo Susana Díaz, que aseguró que ella fue a aquellas primarias «como el Cid Campeador en lo alto del caballo, muerta».

A la expresidenta le «hierve la sangre» con lo que está viendo. «Nos llamaron degenerados cuando habíamos salido sin una denuncia, y ahora nos estamos comiendo todos estos titulares de periódicos, me duele, me indigna y tengo un cabreo como un mono», con «el trabajo que nos costó limpiar la imagen» tras el caso de los ERE. En 2018 el PSOE-A venía «de haber tenido que ser duros hasta decir basta», según Díaz, y los andaluces le «devolvieron la confianza en todas las elecciones» a las que concurrió. «Ganamos todas las elecciones, pero se nos juntó la ultraderecha» con el PP y eso les apartó de la Junta.