Sociedad
Padre de dos hijos con TEA: «Solo quiero que mis hijos tengan los mismos derechos que el resto»
Lucha para que puedan ir a la piscina de Arahal «en igualdad de trato»
Álvaro y Clara son dos hermanos de 5 y 4 años y ambos sufren TEA (Trastorno del Espectro Austista). En el caso de Álvaro, el diagnóstico «llegó a ser liberador», dice su padre Manuel Jesús Gómez, en el sentido de que «yo sabía que algo pasaba, que no me estaba inventando nada». Pero el diagnóstico de Clara «fue un mazazo». «Si tener un niño con TEA es complicado, imagina dos, además la niña tiene aún más dificultades».
Manuel es consciente de la discapacidad de sus hijos, pero lucha cada día para que «tengan los mismos derechos que el resto de los niños». De ahí su batalla con el Ayuntamiento de Arahal, municipio sevillano en el que residen. Dos días a la semana lleva a Clara y Álvaro a la piscina municipal del centro deportivo La Venta, pero desde la dirección le obligan a meterse con ellos y hacer de monitor. «Me dicen que, según el reglamento, los niños con necesidades especiales deben ir acompañados de un adulto, así que me tengo que meter con ellos al agua», explica este padre, que ha llevado su queja hasta el pleno del Consistorio y también al Defensor del Pueblo.
Actualmente, el grupo de las 19 horas, al que van Clara y Álvaro, está compuesto por 8 niños y «el profesor de natación dice que con tantos no puede hacerse cargo de dos niños más con necesidades especiales y lo entiendo. Deberían planificar bien y bajar los ratios», lamenta. Además, asegura que Álvaro ya ha estado en natación sin necesidad de una ayuda individual y que la respuesta «fue buena». Pese a ello, ahora de nuevo le obligan desde la dirección del centro deortivo a tener una vigilancia personalizada. «Hace poco me llegó una carta con este aviso, que cada niño debía ir acompañado de un adulto. Ya no solo les vale conmigo... lo que quieren es aburrirme para que deje de llevar a mis hijos a la piscina, pero no lo van a conseguir», asegura este padre. «Mi lucha es para que mis hijos sean lo más independiente posible y tengan los mismos derechos, que no se condicione su participación en las actividades a que estén siempre sus padres con ellos. Yo soy profesor y sé que la respuesta de los niños cuando están con alguien fuera del entorno familiar es distinta», insiste Manuel. De hecho, Álvaro y Clara van a un colegio ordinario y «ellos tienen su adaptación y su PT (pedagogía terapéutica) y nunca ha habido ningún problema, nunca me han llamado de la escuela para reprocharme nada».
Atención a la discapacidad
Desde la Oficina de Atención a la Discapacidad del Consejo Nacional de la Discapacidad ya han recordado al Ayuntamiento de Arahal a través de un escrito que «a partir de la Convención Internacional sobre los Derechos de las personas con discapacidad, se ha producido un cambio de paradigma en la forma de entender los derechos de dichas personas. Y éste proclama su autonomía e independencia individual, así como el derecho de decidir por sí mismas». Además, destaca «la necesidad de actuar en los distintos entornos para que ello se produzca, desde el principio de la accesibilidad universal». En este sentido, advierte de la necesidad de que dicho precepto se modifique ajustándose a la normativa actual, «recogiendo la posibilidad del acceso libre sin personas de acompañamiento responsable. Y esto siempre que la discapacidad en cuestión lo permita, pudiéndose dar en caso contrario situaciones de discriminación».
Por su parte, el Defensor del Pueblo también ha dado la razón a Manuel en lo relativo a su queja por el cobro de una cuota de adulto en el centro municipal deportivo, cuando él asiste como «monitor obligado» de sus hijos. A este respecto, el Defensor del Pueblo lamenta que «se ha producido un cálculo erróneo del importe de la tasa a abonar por el interesado, por lo que resultaría procedente que se corregirse la misma y se redujera a la cuantía prevista para usuarios infantiles». Además, insta al Ayuntamiento de Arahal a «definir con claridad las tasas a abonar tanto por personas adultas como por menores y también, en su caso, por personas con alguna diversidad funcional, diferenciando en este supuesto también entre personas adultas y menores».
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