Temporal

Bernard evidencia la falta de respuesta al cambio climático

Las últimas borrascas destapan la necesidad de adaptación a los episodios extremos, que dejan dos fallecidos en las últimas horas. Huelva pide la declaración de zona catastrófica

El temporal derribó el muro de la pantalla del cine de verano de Tomares (Sevilla)
El temporal derribó el muro de la pantalla del cine de verano de Tomares (Sevilla)EfeAgencia EFE

El cambio climático está alterando los ciclos estacionales, con prolongados periodos de calor y lluvias que descargan de manera torrencial. Andalucía es una región especialmente sensible a este fenómeno, que se está mostrando de manera virulenta en los últimos años. De hecho, a la prolongada sequía –con efectos devastadores en la economía– se suman temporales de viento y precipitaciones, como los recientes fenómenos Aline y Bernard, que han puesto a prueba a los servicios de emergencias.

Andalucía se dotó en 2018 de una Ley de Cambio Climático para afrontar los efectos de esta tendencia, una norma que continúa desarrollándose y que advierte de las consecuencias de los fenómenos adversos cada vez más frecuentes. «Andalucía es especialmente vulnerable a los efectos del cambio climático (periodos de lluvias torrenciales y sequías, inundaciones de zonas litorales ocasionadas por la subida del nivel del mar, aumento de las temperaturas, etc.), pudiendo perjudicar a la conservación de la vida humana, animal y vegetal», advierte el documento «Escenarios locales y regionales de cambio climático», elaborado por la Consejería de Sostenibilidad.

La norma indica que la Junta colaborará con los ayuntamientos en la redacción de planes locales de cambio climático, con medidas concretas para afrontar los periodos prolongados de calor y los episodios de abundantes lluvias. Precisamente, los ayuntamientos están afrontando ahora escenarios realmente graves, sobre todo en las provincias de Huelva, Cádiz, Sevilla y Córdoba, donde los efectos de Bernard se dejaron notar más. Este último temporal ha dejado un balance devastador, una tarde aciaga de domingo que dejó dos muertes, cuatro heridos y más de 2.000 incidencias.

Especialmente virulento fue el paso de la borrasca por Huelva, cuyo ayuntamiento pidió la declaración de zona catastrófica, solicitud a la que también se sumó el consistorio sevillano de Lebrija. Tan sólo en la capital onubense cayeron 500 árboles de gran porte como consecuencia de las rachas de viento de hasta 100 kilómetros por hora, registradas durante 15 minutos. Una comisión evalúa los daños en el mobiliario urbano, acerado, asfaltado y edificios municipales y se ha creado una oficina de atención a los ciudadanos para atender las quejas vecinales. «Vamos a estar trabajando día y noche hasta que la ciudad tenga una normalidad plena», aseguró la alcaldesa, Pilar Miranda.

El temporal también ha causado «importantes» daños en el muelle de las Carabelas, que presenta un aspecto «desolador», tal y como señalaron desde la Diputación Provincial. Las tres naves han sufrido daños, los buques insignias del recinto, han salido volando metacrilatos, han desaparecido las pérgolas de madera de las dársena y se ha inundado la sala de exposiciones.

En Sevilla, tal es la acumulación de ramas en las calles que el Ayuntamiento ha contratado a 85 personas para reforzar las tareas de limpieza. Las nuevas incorporaciones a la plantilla de Lipasam se distribuirán por los parques auxiliares de todos los distritos de la ciudad, sirviendo de apoyo al resto de trabajadores municipales. El alcalde hispalense, José Luis Sanz, puso de relieve el «esfuerzo» el esfuerzo de las áreas municipales para subsanar los daños que ha causado la borrasca. «La respuesta por parte de los trabajadores municipales ha sido inmejorable, un claro ejemplo de ello ha sido la incorporación inmediata de los más de un centenar de agentes de Policía Local que estaban de descanso y respondieron a la petición del jefe de la Policía Local para que se incorporasen al servicio ante la activación del Plan de Emergencias», señaló.

Las últimas lluvias sí han tenido un efecto positivo en los embalses, aunque la situación continúa siendo preocupante. Aline y Bernard han dejado 40 hectómetros cúbicos más de agua en los pantanos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, una buena noticia tras un verano aciago.

En el campo, las lluvias son siempre bienvenidas, pero la intensidad de las precipitaciones fue tal que se vieron dañados numerosos cultivos. Asaja calificó de «catastrófica» la situación de las plantaciones de aguacate y de la flor cortada en la provincia de Cádiz. Los leñosos como la aceituna se han visto muy afectados por la enorme cantidad de frutos que han caído al suelo. UPA, por su parte, denunció los daños en la campaña de frutos rojos en la provincia de Huelva, especialmente en la frambuesa.